Vía Sophie Carmo
El otoño siempre fue mi estación
favorita (reconozco que ahora el verano ha ido ganando muchas
posiciones en ese ránking de preferencias. ¿Será la nostalgia por
los veranos de mi infancia?). Del otoño adoraba ese romanticismo que
se esconde debajo de un paragüas mientras paseas (acompañad@) por
coloridos parques alfombrados de hojas en rojo y amarillo para
terminar en una cafetería tomando un buen chocolate caliente.
Precisamente esa sensación (ese
'concepto romántico' que tan bien tenemos interiorizado) es la que
me encontré hace un mes mientras hacía una pequeña ruta con mis
amigas por un pequeño pueblo de la sierra madrileña. Patones de
Arriba fue nuestra elección. ¿Motivos? Creo que lo que podéis ver
en las imágenes que aquí os muestro son razones más que
suficientes para acudir hasta este bello lugar.
Con personalidad propia
Si aún no lo tenéis del todo claro
(cómo me ocurría a mí en su momento. Soy la típica que quiere
viajar y conocer otros lugares pero llegado el momento me da pereza) os dejo algunos datos de relevancia:
- Algunas fuentes señalan que Patones (ahora dividido en dos semi-pueblos. Patones de Abajo se fundó en el año 1940, después de la Guerra Civil) data de la época de la Reconquista.
- Contó con una monarquía propia hasta 1750.
- Se dice que los antiguos vecinos de Patones de Arriba (aquellos que poblaron el municipio antes de su división) procedían 'supuestamente' de los godos por sus costumbres y uso del lenguaje.
- Más allá de su pasado histórico, los turistas aprecian Patones de Arriba por su arquitectura negra gracias al uso de la pizarra en la construcción de sus casas y centros de trabajo.
- Realmente interesante (aunque carente de uso) es el Pontón de La Oliva, una presa levantada a mitad del S XIX (y, que dos años después de su apertura tuvo que ser cerrada por filtraciones) que da la bienvenida a los turistas y tras la que se esconde el pueblo.
- Actualmente apenas hay vecinos en Patones de Arriba (la gran parte residen en Patones de Abajo). Éste se ha convertido en un monumento turístico con restaurantes y alojamientos rurales.
Recomendaciones
Cómo se aprecia en las imágenes, el
día que estuvimos en este entrañable pueblo estaba lloviendo. No
teníamos especial interés en hacer una ruta de senderismo por la
zona, de ahí nuestra indumentaria (looks urbanos, sacados de
cualquier street style de cualquier backstage 'más o menos').
La pizarra es muy resbalazida y tuvimos
algún que otro susto. Parecíamos gatos, con los pies agarrotados,
siempre pendientes del suelo por lo que pudiera pasar. Olvidamos que existe calzado especial para este tipo de situaciones.
Una interesante web para adquirirlo desde casa es Campz y ¡dí adiós a los
atascos que se forman todos los fines de semana en los grandes
centros comerciales!.
Si os apetece bucear en algunos de los
múltiples viajes que he realizado desde que abriera el blog os animo
a visitar las etiquetas Viaje o Vacaciones. Si tenéis alguna consulta sobre los
mismos, no dudéis en dejarme un comentario o escribirme a
sophiecarmo@live.com
PD: Desde aquí quisiera dar las gracias (probablemente nunca las reciba) a la fotógrafa Vanessa Jackman por inspirarme a la hora de componer las imágenes para ilustrar este post.
PD2: Si queréis saber más de este pueblo os invito a leer su web oficial Patones.
PD2: Si queréis saber más de este pueblo os invito a leer su web oficial Patones.
¡Gracias por los comentarios!/Thank you for your comments!